En el principio,
cuando ni siquiera la nada existía,
se produjo un inmenso resplandor,
que dio origen al espacio y al tiempo.
Todavía continúa reflejado
su destello en mis pupilas,
su eco resuena en mi interior
y las brasas de su hoguera
mantienen encendida
la llama de mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario