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jueves, 6 de abril de 2017

Y en el camino que emprenderé

Y en el camino que emprenderé
hacia el horizonte de cristal y asombro,
sé que me envolverá tu abrazo
para contener el frío, 
tu presencia, como mi luz y abrigo.

Hay instantes tan plenas de vida

Hay instantes tan plenos de vida
que te sientes alcanzado
por el fulgor de un instante eterno.
El misterio de la existencia
ante tus propios ojos.
Aunque, aparentemente,
te rodee la penumbra de la rutina.

No rompas esta magia del instante

No rompas esta magia del instante.
Deja que fluya la noche, el encuentro,
nuestra existencia en silencio.

Despedida

Ya no llegó a respondernos.
Y no regresó.
Su mirada se había quedado atrapada,ausente y absorta,
en un horizonte imaginario,
en un pasado oculto,
en un abrazo perdido.
Y allí permaneció inexpugnable
hasta que consiguió elevar
el último vuelo,
cuando le sedujeron las olas
durante el sueño:
fue su íntimo despertar.

Cuando la pasión transforma tu mirada

Cuando la pasión transforma tu mirada
en una gran llamarada,
no puedo más que acudir a tu llamada,
con el riesgo de quedar mi vida
exhausta, en cenizas, abrasada.

A veces llega la tristeza

A veces llega la tristeza y construye su nido
bajo la sombra de mis ramas caídas.
Solo el sutil entusiasmo sabe abrazarla,
embaucarla y despedirla con travieso ingenio,
hasta ocupar su lugar.

Tocar. Y dejarnos tocar

Tocar. Y dejarnos tocar.
Para redescubrir la piel,
la intimidad perdida.
Para no sentirnos extraños.

Mientras las pardas hojas de otoño

Mientras las pardas hojas de otoño
alfombran las aceras húmedas y frías,
contemplo un instante cómo sobresale,
por encima de un muro cualquiera,
erguida, acicalada, única, mostrándose
recién amanecida en todo su esplendor,
la nívea rosa bañada de rocío.

Qué dulce locura

Qué dulce locura
cuando callan las palabras
y solo se expresa
con la ternura de sus manos.

Lo primordial

Lo primordial no es proteger
con mimo y veneración las cenizas,
sino mantener ardientes las brasas
para que no se extingan.

No hay mayor hondura

No hay mayor hondura 
en la escucha 
que tras el velo semitransparente
de las lágrimas.

La emoción de la nostalgia

Las hojas lobuladas del roble descienden planeando, 
leves,después de dejarse traspasar por la luz, 
para que la tierra a sus pies les conceda el merecido descanso.
El vello sedoso, su forma ovalada como la de un corazón y su último latido, 
no impide que las hojas del haya alfombren 
las raíces indolentes que se extienden a ras de suelo
cubiertas de musgo y líquenes.
El agua del río que un día palideció al contemplar impotente 
cómo se teñía  de sangre, les saluda
desde sus márgenes,resplandeciendo ahora transparente, sonoro, almo.
Incesantes caen también
las hojas de mis trémulos recuerdos.
Ya demolida y oculta bajo tierra la casa que vio nacer al niño que fui, 
desaparecidas las tiendas que frecuentaba,
el colegio en el que aprendí
a escribirlas primeras letras
que ahora me dan plenitud,
o los inolvidables amigos
que ahora son herida abierta,
huella, estela.
Como la de quien me enseñó
a ser feliz con el breve fulgor
de cada instante.
Esta es una de esas veladas tardes en las que me visita,
sin previo aviso, la indulgente
y apacible emoción
de la nostalgia.

Cuerpos yacentes

Cuerpos yacentes,
des-almados, invisibles
a los ojos de la indiferencia…
Pero también nos asombran
miradas atentas, subversivas,
manos compasivas.