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domingo, 25 de octubre de 2015

Tu nombre

Tu nombre. 
El misterio en tu mirada.
Tatuado sobre la palma
de mi mano.

Tras el viento y su fragor

Tras el viento y su fragor
llegó la delicadeza y su brisa,
junto a los trémulos ecos
de su silencio sonoro.

Y cada instante fue

Y cada instante fue, 
junto a ti, 
presencia, 
encuentro, 
transparencia.

Ineludiblemente, el tiempo pasa

A los 31 años de nuestro matrimonio, con todo mi cariño.

Ineludiblemente, el tiempo pasa.
Pero la mineral ternura palpita
desde las hondas raíces
vivificando la savia hondura del amor
que se extiende por sus ramas, como abrazos,
y brota en retoños recién amanecidos,
haciendo estallar de belleza y color
las flores que iluminan nuestra casa.

Qué alegría contemplarte

Qué alegría
contemplarte
detenidamente
y reconocerte
sin palabras.

Como la rosa anhela

Como la rosa anhela 
la delicada mirada
y la ternura de la caricia,
así también yo
en esta tarde de ausencias. 

El castaño

Va creciendo en silencio,
en lo oscuro, como una crisálida.
Y hasta que no está maduro el fruto
no se rasga la piel del erizo.
La savia asciende por la corteza,
no desde las raíces,
fijando el ajado tronco a la tierra
en búsqueda de sus nutrientes y minerales.
Mientras, renace con el agua de lluvia
y persigue anhelante el ardor del sol
con insólitos requiebros.
Al fin cae el fruto en su sazón.
Para ser recogido, ofrecido,
degustado.
Y, de nuevo, en silencio,
en lo oscuro, como una crisálida,
ofreciéndose como alimento,
se sumerge y transforma en otro ser.
Revelándose así diáfano
el frágil e incesante
misterio de la vida.

Te dije aquella tarde

Te dije aquella tarde,
sin saber a lo que me exponía:
atráeme.
Y me dejé fascinar y seducir
hasta llegar a alcanzar
la dicha de enmudecer.
Mientras, mi mirada
rasga la niebla,
tan densa.

Indiferencia

En este mundo hay quien fallece
por causas naturales.
Aunque también se muere,
y quizá sea una mayoría,
por muertes evitables
antes de un tiempo no vivido.
E incluso hay quienes mueren,
y contemplamos sus cuerpos flotando
en la pantalla de nuestra indiferencia,
ahogados en lo profundo del mar
junto a sus extintas esperanzas.