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miércoles, 24 de octubre de 2012

Mujer plural (Pablo Guerrero)

Pinta caracolas y puertas por donde entra
luz de amanecida.

Ella busca dibujar en el seno del agua.

Sabe interpretar un canto de palomas
cuando da su beso a nuestra tristeza.

Ella conoce el tacto
de la madera, la voz ronca
de oboes junto al mar.

Ella enciende lámparas al calor del aceite,
trenza las palabras,
y dicta los poemas de las grutas del aire.

Tiene un río de ternura el ara de su vientre,
su presencia madura la fruta.

Ella es guardiana del fuego.

Dentro de sí esconde un diamante negro
y acoge semillas de raíces hondas.

Conoce el origen de los manantiales
donde se amanece en cada mirada.

El secreto de la vida,
el encuentro de la sed con el agua
le deben cobijo.

Su nombre asemeja cuentas de granadas.

Acuna el gemido de un mundo que llora.

Es la llave oculta de la luz de tierra.

Cuando te encontré

De pronto, la luz.
Un relámpago, la claridad
absoluta de una certeza.

Todo cambió y de los ojos cayeron
las escamas borrosas de la duda.
De repente, la paz.
El camino incierto
adquirió sentido y equilibrio.

En un instante, la mirada.
Contemplé la serenidad
en unos ojos ansiosos,
y unos labios engañosos
afianzaron el futuro.

Se difuminó, sin más, el miedo,
los celos, las sombras de la noche,
la lluvia tan triste
calando en el corazón.

Epifanía, asombro,
mágica transparencia
en mi frente y en mis manos,
la libertad como una antorcha,
la lucha, la esperanza, la estrella
y su horizonte en la historia.
En el primer día de nuestra creación
aparecieron nuevas estrellas,
el sol y la luna
se abrazaron apasionadamente,
el ángel del mal perdió sus alas
y unos pasos sigilosos se adentraron
por las grietas abiertas
de nuestro primer beso.

Cuando te encontré
nada existía,
las tinieblas vagaban insomnes
y la búsqueda era como un grito
sordo, infranqueable.

Cuando te encontré
la luz se hizo clara como el día,
la noche dio su último respiro,
y, al fin, sentí el infinito alivio,
la ternura aleteando
por las aguas iniciales
del amor, volcán eterno cuya lava
nunca ha dejado de derramarse
arrasando de pasión, vivificando
mi espíritu, mi cuerpo exánime.

Fuente de vida

Sus vetas subterráneas
horadan la tierra.

Ríos silenciosos,
como topos invisibles,
recorren cual venas interiores
el subsuelo de mis pies.

 

Níveas cumbres
derraman gota a gota
sus nieves invernales
para sonreír en primavera
y derramarse en el estío.

 

Nacimientos imperceptibles,
nervios y corrientes,
arroyos que crecen
hasta formar ríos de vida.

 

Llega en conducciones
humanas al caño que ofrece
brío y sonoridad,
frescura y descanso,
música y cadencia,
saciedad de fuente.

 

Origen y final,
quizá de nuevo principio,
recreando la vida en mis venas,
rociando gozosamente la tierra,
volviendo como incienso, humo,
vapor para alimentar nubes,
para volver a derramarse
apasionadamente,
penetrando de nuevo la tierra.

 

Fuente de vida
en el camino de la existencia,
remites al bondadoso creador,
al cuidadoso y amoroso origen.

Revista Oleaje

Esta es la página de la Revista Oleaje, donde encontraréis los poemas que hemos preparado los distintos miembros de mi Tertulia poética, entre los cuales hay tres míos. Espero que os gusten.

http://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Bibliotecas/Subtema%20BPM/Publicaciones/Oleaje/num1/Oleaje5_2012.pdf

El camino

Se puede caminar solo,
regular los pasos
asombrándome,
deleitándome bajo al sol.

Y se puede caminar en compañía,
entre palabras vibrantes,
silencios compartidos,
manos que aguardan
para brindarte ayuda.

Sin duda es mejor,
mucho mejor,
caminar por el sendero
arbolado de la amistad.

Caminante

Constancia y polvo,
piedras y horizonte.

Caminante en el camino,
tortuoso a veces,
duro como la roca,
gozoso y sencillo,
como la vida.

El horizonte llega
paso a paso,
hasta el de hoy,
que convoca al siguiente.

La sabiduría del instante.

El momento asumido
como principio,
alzando la suela del pasado,
emprendiendo con valor
el movimiento que conlleva
la incertidumbre.

Caminante,
ese camino lo construyes
con el esfuerzo
de cada pisada,
ante el hermoso paisaje
que te envuelve,
contemplando en silencio
lo que te deslumbra,
lo que te espera
enfrente, alrededor,
muy dentro de ti.
¡Qué mejor oficio que el de ser
hombresobre la tierra! (Máximo Gorki)

¡Qué mejor oficio que ser
para llegar a ser!

Sin ser uno mismo,
sin buscar infatigablemente
la felicidad y la libertad,
la dulzura junto a quien nos acompaña,
las aguas dejan de fluir,
las ascuas se apagan sin remedio.

Seamos, pues.
Para alumbrarnos,
para deslumbrarnos,
para crear claridades.

Derramarme

Una y otra vez vuelvo a entrar
con suavidad en el mar,
para asomarme con asombro,

empaparme en el agua clara y templada

y tenderme rodeado
de millones de granos de arena
que brillan al sol,
sobre la playa de la vida.