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lunes, 26 de diciembre de 2011

Ando por el sendero de la vida

Ando por el sendero de la vida
con un par de zapatos viejos,
una sonrisa que ofrendo al que me la pida,
una mirada que anhela ser espejo.

En mis bolsillos solo hay depositadas,
de momento, las últimas verdades,
y en las solapas algunos pespuntes,
chapas de mil batallas y soledades habitadas.

Mis ojos acarician una jarra con sus flores
cuando la velada tarde me invita al desaliento,
y siento cómo una vasta gama de colores

volatiliza como por encanto los sinsabores
de esta crisis mortal y su encantamiento,
resucitando los prodigios, tantos amores…     

domingo, 18 de diciembre de 2011

Manos

Es tan profundamente humano
echar al que lo necesita una mano,
abrir tanto el corazón como las manos,
ganarse el alimento con el sudor de las manos. 
Resulta tan entrañablemente cercano
tener ante la lágrima el pañuelo a mano,
acariciar delicadamente su mano,
levantar del desconsuelo con las dos manos.
 
En estos momentos de giro copernicano
me encanta alcanzar las estrellas con la mano,
hacer dibujos en la arena con la palma de mi mano,
calcular mis pertenencias con los dedos de una mano.
 
Y aunque mi cabello ya espejee entrecano
vibra cada día más la pasión entre mis manos,
sueño cada noche con la ternura de sus manos,
siento mi espíritu derramarse por las yemas de mis manos.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Cuando mis ojos se cierren


Cuando calle la brisa del atardecer
y la nostalgia se transforme
en presencia, cantadme,
no derraméis lágrimas
amargas, cadenciosas.

Recordad el amor
que soñé tanto poseer,
el que busqué cada día, sin reposo.

Cuando mis ojos se cierren
a la luz y su claridad,
al dulce sabor de la amistad,
sembrad de evocaciones mi ausencia,
la íntima intimidad
de nuestros corazones,
las confidencias y las risas
durante nuestras reuniones.

Cuando mis oídos no puedan reconocer
ya vuestras voces,
ponedme la canción del Cazador herido
de cariño y ternura, sin posible olvido.

Cuando el silencio impida
la renovación del recuerdo,
despertaré vuestra memoria,
allí daré alas a la añoranza,

y encontraréis a un hombre
que quiso ser sonrisa,
caricia, pasión, brisa, lumbre,
un pedacito de tierra
dejándose fecundar
por el agua y el calor del sol,
savia, raíz, permanente anhelo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Sueños que se presienten

Los sueños de este invierno y de su herrumbre
permanecen desconsolados
ante el umbral de la incertidumbre.

Pero los sueños auténticos de la pasión
vislumbran lo posible,
lo que puede llegar a su sazón.

Sueños que aúnan para la libertad.
Sueños que alientan y convocan.
Sueños abiertos a un horizonte de paz,
que invitan a caminar y nos provocan.
Sueños que desvelan el misterio.
Sueños que se sueñan
con los ojos despiertos al ensueño.
Sueños que ofrecen pleno sentido a la vida.
Sueños de lo que todavía no es,
pero que llevan en su entraña la herida,
la simiente de lo que será a la hora de la mies.

Sueños que más que evocar
el más íntimo subconsciente,
te estimulan, te reviven, se presienten.

Una gota diminuta

Una gota diminuta,
germinada del nocturno rocío,
mecida sobre el seno verde 
de la trémula hoja descendente.

Su esencia transparente,
vivificada por el oxígeno
puro en su entraña,
espejea destellos de sol,
deslumbra por su sencillez.

Gota que arrastra a otras gotas
en su vertical caída,
para fertilizar la tierra,
convertirse de nuevo
en emanación, nube,

y volver a renacer
como una radiante
y diminuta
gota de rocío.