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jueves, 24 de noviembre de 2011

Sal en la herida

Se fueron diluyendo las promesas
como la sal en la herida abierta,
emigraron en otoño las certezas
y la pasión amanecida tras la puerta.

En un instante impreciso fue la noche,
gélidas miradas como puñales en filo,
las palabras se transformaron en reproches,
manos abiertas, amenazantes, alma en vilo.

¿Cómo no intuyó la sospecha, el recelo,
la imposición velada, desafiante,
el puño apretado, la sumisión y su velo?

¿Cuándo se tornó gris la nube y su desvelo,
el dulce sabor de la vida, su olor penetrante,
la ternura de un ayer ya marchito de anhelos?
(Miguel Ángel Mesa)

sábado, 19 de noviembre de 2011

Poema con retraso: el 20N

Aburrido de no aceptar la realidad,
desdichado por no saber transformarla,
afligido por no poder detener el tiempo.

Rebelarme quisiera con furiosa esperanza,
revolucionar la encorsetada tradición,
reconocer mi doliente impotencia.

A un dios fraternal quisiera aferrarme,
En un principio ético qusiera prenderme;
más fuerte mi desdicha que su herida,
más gritos que silencios rotos,
más pobres que insultantes ricos...

Qué desvarío de pensamiento,
al mentar este maldito día.
Quiisera reconocerme en vosotros,
pero hoy no es el día.

(Fernando García Martín)

domingo, 13 de noviembre de 2011

Forman parte de mí


Forman parte de mí
la noche y sus constelaciones,
el polvo del recuerdo gris,
los abrazos y sus emociones.

Forman parte de mí
el fuego que abrasa el monte,
la sangre, el viento, la vid,
el río, la semilla y sus brotes.

Forman parte de mí
los rostros surcados por el sufrimiento,
los sueños que nunca viví.

Forman parte de mí
el colibrí, la rosa, el viento,
la ternura que una cálida tarde recibí.  

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cabo de Ágata


Su playa, ese filo extenso, inagotable,
alfombrada de piedras y arena.

En su punto culminante, el faro,
alto y claro,
luz para evitar el naufragio,
la noche y su abismo.

Y el mar.

La inmensa y profunda intensidad
del azul del mar.

lunes, 7 de noviembre de 2011

15-M

Aún andamos deslumbrados.
sin que la noche apacigüe las mareas.
sin que cada amanecer
resurja luminoso y esperanzador.

Han silenciado las falsedades,
las difamaciones,
con la provocadora osadía de la juventud,
con la creatividad y la imaginación.

Miles de palabras han alzado el vuelo,
y como flechas certeras han dado en el blanco
de la apariencia y el convencionalismo,
de la ambición y la mediocridad.

Los sueños se apoderan de las plazas,
superan los espacios,
unen manos y corazones decididos,
dan nuevo vigor a ideales perdidos en la desilusión.

Los mensajes, las imágenes, los silencios
cruzan los océanos, traspasan fronteras,
incendian la indignación de los vulnerados,
reavivan las ascuas de la justicia, con las armas de la paz.

Es hora de abrir las puertas,
el corazón, para ampliar los horizontes;
de entrelazarse muchas olas para ir demoliendo
los acantilados del temor y el desaliento.    

domingo, 6 de noviembre de 2011

Una sed insaciable


Asciende, se acerca,
te acaricia como una ola,
el deseo.

La pasión nace entre los hilos
delicados del abrazo,
primicia de vuelos
e intensos asombros,
astros luminosos
sobre el firmamento
del anhelo ardiente.

La necesaria transformación
de fuego en lava,
derramándose cada día,
como una interna flama,
vital, generosa,
que crece, como una sed
inextinguible, insaciable,
devoradora.

jueves, 3 de noviembre de 2011

No hay nadie

No hay nadie que pueda impedir
que derroche miles de estrellas,
que comercie con un gramo de esperanza,
que esparza a mi alrededor ascuas y centellas,
que la felicidad me invada con su danza.

No hay nadie que me pueda arrebatar
la combinación de mi plaza fuerte,
donde guardo mis bonos de claridad,
mis inversiones de ternura agreste,
mis ahorros de cuidado y amistad.

No hay nadie que pueda encarcelar
mi fe en el origen del polvo estelar
que hay oculto en cada pecho,
o la serena certidumbre de esperar
otra realidad que anhelo y acecho.

No hay nadie que me pueda robar
mi búsqueda, las dudas que me humanizan,
la verdes praderas de mis sueños,
mi aliento, las fronteras hechas trizas,
la lenta marcha hacia la cumbre de mi empeño.

No hay nadie que pueda comprar
el horizonte impreso en tantas miradas,
el sencillo amanecer de cada nuevo día,
la clara oscuridad de una noche callada,
el mar que en mí produce la herida luminosa de su ría.

No hay nadie que pueda impedir
que la caricia siempre incipiente del amor
acompañe mis pasos inciertos, mi canción,
el suave color de la belleza y su cálido ardor
que brota en manantiales de poemas, o en una oración.

Solo

Solo, frente a un gigante de verde roca,
Solo, frente al vacío vivo de un pinar,
Solo percibo el tenue zumbido de los insectos.

Mi cuerpo descansa sobre el suelo fértil,
Mi alma disipa inquietantes dudas,
Espero impaciente las voces que me acompañaban.

El sol calienta mis extremedidades
Pero un frío inquietante me llena de dudas,
Solo, no sé estar solo.

(Fernando García Martín)